¿NOS CONECTAMOS?

Mi experiencia al dar sesiones de terapia en línea

| Por Alejandra Usabiaga del Moral |

La terapia virtual o terapia en línea es una modalidad que cada vez se hace mas frecuente y más accesible. Alejandra Usabiaga nos comparte su experiencia en ese tema y nos da algunas recomendaciones, tanto para terapeutas como para las personas que piden la terapia, que pueden ayudar a que el proceso funcione lo mejor posible.

Hace algún tiempo estaba viviendo una situación complicada en mi vida que me llevó a buscar entrar nuevamente en proceso terapéutico. Esta vez deseaba trabajar con alguien que se hubiera formado en las prácticas narrativas y que no fuera mi amigo o amiga cercana, por esta razón me comuniqué con una de mis maestras de narrativa que vive en Canadá. Para mi era sencillo pensar en tomar terapia virtual, pero mi sorpresa fue cuando me dio su respuesta: “Alejandra, yo no doy terapia en línea”. Busqué a dos terapeutas más, una en Australia y otro en Estados Unidos y su respuesta fue la misma.

En ese momento me empecé a cuestionar las razones por las cuales hay terapeutas que prefieren no dar sesiones en línea, mientras que yo casi la mitad de mis sesiones las doy a través de video conferencia o por teléfono.

Es evidente que al encontrarnos en presencia de la persona que nos consulta, nuestro diálogo nos incluye a nosotros mismos (Anderson, 2003), nuestra postura corporal, nuestras expresiones, etc. Al trabajar de manera virtual esto no es igual: debemos tomar en cuenta que nuestra voz deberá hacer todo el trabajo que normalmente nuestro cuerpo aporta; por lo tanto, debemos poner atención en aspectos que de manera presencial obviamos, como por ejemplo, asegurarnos de que la persona que nos consulta reciba  suficientes respuestas verbales de nuestra parte, buscando mantener el diálogo de manera fluida para que se sienta escuchada en todo momento.

Al analizar cada uno de los casos en los cuales trabajo o he trabajado vía virtual, encontré las siguientes razones que han llevado a las personas a optar por este medio:

  • Byung – Chul Han menciona que el ritmo de vida en el que vivimos el día de hoy nos ha llevado al aislamiento y la soledad, generando trastornos depresivos y ansiosos por la sociedad competitiva en la que vivimos. Este estilo de vida tiene como principal característica la falta de comunicación con otras personas, “bastan unos minutos virtuales para suponer que se relacionó con otro. La relación es una irrelación. Estas características entre otras, nos han llevado a ser ‘la sociedad del burnout’ en donde uno llega cansado y sale cansado de todo” (Chul Han en Orozco, 2015).
  • Para las personas que viven inmersas en el sistema, no existe la posibilidad de darse tiempos concretos para compartir con los demás, sin embargo, al llegar a una situación de extenuación es necesario compartir con alguien que pueda acompañar a tomar decisiones sobre la mejor manera de llevar la vida y salir ese estado de cansancio. En este momento las personas tienden a buscar ayuda psicológica. La mayoría de las veces justifican no tener tiempo para hacerlo, por lo que tomar terapia en línea les viene bien.
  • Las personas jóvenes de hoy se sienten cómodas al estar conectadas, el computador y el teléfono les permiten comunicarse con otras personas. Para algunos de ellos y ellas, conectarse virtualmente en un proceso terapéutico no es poco común, significa tener un tiempo desde un lugar seguro y conocido.
  • Tengo la fortuna de haber crecido en provincia, y conozco las limitantes de buscar terapia en un lugar pequeño; normalmente la o el terapeuta es familiar del consultante, y si no lo es, conoce perfectamente a su familia y a todas sus personas cercanas, por esta razón tomar terapia en línea se convierte en un lugar seguro, al llevar el proceso con una persona que no conoce más allá de lo que se desea compartir en el espacio de terapia.
  • La migración es uno de los procesos más difíciles a los que nos enfrentamos los seres humanos. Al estar alejados de nuestro país, nos es difícil acceder a servicios terapéuticos ya sea por razones económicas, o debido a que la persona busca alguien que comparta el idioma, la manera de ver el mundo y sentirse comprendido al compartir el mismo lugar de origen.

Desde mi punto de vista hay aspectos muy importantes que se deben tomar en cuenta al trabajar de manera virtual, algunos se encuentran relacionados con el área técnica, mientras que otros se relacionan con situaciones que al trabajar de manera presencial pueden ser obviados.

Dentro de los aspectos técnicos, es muy importante contar con una buena señal de internet. Verificar cuál aplicación es la que mejor funciona con cada uno de las personas con las que se trabaja en línea, esto se relaciona con la forma en que se adapta nuestra señal de internet fon la de la otra persona; por ejemplo: algunas sesiones se pueden dar por Skype, sin embargo la plataforma de hangout de google suele ser más segura; para quienes manejan iPhone las llamadas a través de FaceTime, suelen ser la mejor opción; hay algunos consultantes que por razones de localización logran tener mejor recepción a través de Whatsapp, mientras otras prefieren que las sesiones sean a través de llamada telefónica.

Normalmente se busca poder tener llamadas en donde el video funcione, sin embargo, hay ocasiones en la cuales el video suele trabar la llamada, en esos casos, se sugiere tener la sesión exclusivamente a través de voz, aún sabiendo que no es lo más recomendable. Desde mi experiencia, las personas más jóvenes suelen sentirse más cómodas utilizando llamadas exclusivas de voz, mientras que las personas mayores, en su mayoría, se sienten mejor al poder ver la expresión facial de su interlocutor/a.

Como terapeutas, es mejor tener llamadas en donde podamos ver a la persona, pues cuando se da únicamente a través de la voz, hay que cuidar muchos detalles más. Debemos de estar atentos a las inflexiones de la voz, además de corroborar lo que se escucha, “¿te escucho preocupada, o triste, o poco clara? ¿mi percepción es correcta?” Es importante que no dejemos pasar ningún aspecto del tono de voz, ya que puede darnos señales que nos permitirán acompañar de la mejor manera a las personas que nos consultan.

Una recomendación indispensable es que el o la terapeuta prepare el espacio como si fuera para una sesión presencial, es decir, se debe poner atención absoluta en la conversación con el o la consultante, evitar cualquier tipo de distracción e interrupciones. Se recomienda tomar nota de lo que va sucediendo durante la conversación, con la doble intención de contar con información sobre el proceso y al mismo tiempo tener el 100% de la atención con el o la consultante.

Por ningún motivo se recomienda dar sesiones mientras se maneja. Puede ser muy tentador aprovechar el tiempo de los traslados para trabajar en línea, sin embargo, no es el mejor ambiente para centrar la atención en el o la consultante.

Se recomienda respetar todos los lineamientos y encuadres que se cuidan en las en las sesiones presenciales. Por ejemplo, si se tiene alguna política de cancelación, vale la pena que se aplique de la misma manera, avisando de antemano al hacer el encuadre sobre la manera de trabajar del o la terapeuta.

Para mi una de las situaciones más delicadas al trabajar de manera virtual es cuando se aborda algún tema relacionado con trauma, en estos casos es particularmente importante estar alerta para que las preguntas sean dirigidas a mantener a la persona en el presente, pues son temas que distorsionan la temporalidad de la memoria, como refiere Michael White (2004), y esto puede llevar a que la persona reviva el evento como si estuviera en el presente al estar relatándolo, lo que produce una re-traumatización. En una sesión presencial contamos con herramientas físicas para cortar un poco el ritmo o la emoción, como acercar un pañuelo desechable a la persona, darle un vaso con agua o acercarnos y tocarla en el hombro. En una sesión virtual busco tener el mismo tipo de cuidado; personalmente me son de utilidad preguntas que puedo introducir en cualquier momento de la conversación, por ejemplo ¿cómo te percibes a ti misma/o diferente ahora que ha pasado el tiempo? o interrumpir con preguntas muy puntuales como, disculpa que te haga esta pregunta ahora ¿de qué color es la silla en la que estás sentado/a? ¿qué hay detrás de ti?, etc. También suelo dar recomendaciones como ¿está bien para ti si detenemos un momento la conversación y buscas un pañuelo desechable? o ¿un vaso con agua? Este tipo de preguntas ayudan a estimular el neocortex, que es la parte que se encarga del razonamiento lógico, y le permiten a la persona salir de su experiencia traumática del pasado para volver al presente, reduciendo así la activación del tronco cerebral y el sistema límbico, encargados de la expresión emocional y de los impulsos (Barreto, 2013).

En el mundo virtual, algunas veces puede suceder que conversaciones terapéuticas importantes lleguen a obviarse y a ubicarse en el pasado, como cuando se responde un correo electrónico o se termina de ver el capitulo de una serie. Con el fin de que la persona recuerde que el proceso terapéutico se mantiene a lo largo del tiempo entre una sesión y otra, en lo personal me sirve mantenerme en contacto utilizando un mensaje corto de WhatsApp, entre sesión y sesión, independiente de la confirmación de nuestra siguiente cita.

Algunos ejemplos que, recuerdo son: “hoy tienes una cita importante, te deseo suerte”; o, “recuerda que es fácil confundir a tu papá con la enfermedad” entre otros, según sea el tema que se está trabajando. Esto se debe a que cuando planeamos una sesión presencial, el tiempo y la logística implican situaciones muy diferentes a cuando nos conectamos virtualmente. Al planear una cita presencial el o la consultante toma en cuenta aspectos como el tiempo que requiere para trasladarse al consultorio de ida y de regreso, los recursos que implica como la gasolina, el trasporte, etc. y todo esto le va conectando con el momento y el espacio de la terapia. En la terapia virtual, en cambio, la persona probablemente no se mueve de lugar ni de contexto entre el momento de la terapia y sus otras actividades del día, y esto puede llevar a darle poco relieve a esa hora de su dia.

Como consultante también se deben tener en cuenta ciertos requisitos al decidir tomar una terapia vía remota, por ejemplo:

  • De preferencia buscar que el o la terapeuta sea recomendado por alguien que ya ha vivido un proceso terapéutico con él o con ella. De esta manera aseguras que es una persona profesional.
  • Si te genera mayor confianza, investiga la trayectoria profesional de la o el terapeuta y siéntete en libertad de preguntar por sus estudios profesionales y experiencia.
  • Recuerda que las leyes que rigen tu proceso terapéutico son las del lugar en donde reside el terapeuta y no aquellas del lugar en donde tú vives.
  •  Date la oportunidad de vivir el proceso una o dos sesiones antes de hacer un contrato terapéutico a largo plazo, ya que es importante que identifiques cómo te sientes y si la terapia virtual es la mejor opción para ti.
  • Respeta tu propio proceso, buscando tiempos, momentos y contextos que te permitan vivir tu terapia de la mejor manera. Busca estar en un espacio con suficiente privacidad, sin ruido y sin interrupciones. Date el tiempo necesario para entrar en conexión con la o el terapeuta e ir adentrándote poco a poco al tema central de tu conversación de ese día.
  • Honra tu espacio terapéutico preparando el lugar físico en donde te conectarás, revisa la luz del lugar, la silla en donde te sentarás, la limpieza del espacio, etc.
  • Procura darle la importancia a tu proceso y de no utilices tus tiempos de traslados, ya que de alguna manera perdemos cierta atención al diálogo al tener los demás sentidos atentos en manejar o en movernos de un lugar a otro.

No cabe duda que hay grandes ventajas en nuestro mundo moderno al poder acceder a un servicio terapéutico en línea, lo que puede ser una gran experiencia, sin embargo, considero que siempre que se tenga la posibilidad, se privilegie tener un proceso terapéutico vivido de manera presencial, pues puede ser una gran oportunidad de conectarse con la otra persona en caminos que el mundo virtual nos roba cada día.

REFERENCIAS

Anderson, H.  (2003). Escuchar, Oír y Hablar: Pensamientos sobre la Relación con el Diálogo. Presentado en la Octava Conferencia Anual de Diálogo Abierto: ¿Qué es Útil en el Diálogo de Tratamiento? Finlandia: Tornio.

Barreto, A. (2013). Terapia Comunitaria Integrativa paso a paso. Brasil: Fortaleza.

Orozco, J. (2015). De la sociedad del cansancio a la sociedad del aburrimiento: Un estudio del pensamiento. México: ITAM.

White, M. (2004).  Working with people who are suffering the consequences of multiple trauma: A narrative perspective. The International Journal of Narrative Therapy and Community Work, 1, 45-76.


Alejandra Usabiaga, además de pertenecer a Grupo Terapia Narrativa Coyoacán, forma parte del equipo de Psicoespacio To Caltia, que brinda servicios de terapia en línea. Para más información, visita psicoespacio.tocaltia.com.

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