Kuikaitoa: Una guía para re-narrarse

Una carta para Ti:

Deseo profundamente que guardes ésta carta en el lugar donde cuidas lo que también es valorado para ti, para que cada vez que des un paso importante me permitas estar ahí para acompañarte mientras disfrutamos del viaje.

Dicen mis abuelas, desde su sabiduría, que hay tiempo para todo y que las penas con pan son buenas, quizá de la segunda frase venga mi amor por las harinas, pero en la primera habita la rebeldía que hoy honro de ti. Hace un tiempo atrás, puede que sea mucho o apenas muy reciente, las cosechas eran pocas, apenas alcanzaba para alimentar un esbozo de posición política dentro del consultorio que ofreciera un acompañamiento que diera frutos en la sequía, más la tierra es sabia y tú y yo cumplimos ciclos, ahora que has cambiado las semillas, la siembra es de raíces que se entrelazan en la profundidad para gestar historias alternativas de un mundo potencialmente posible.

Estas nuevas semillas te convierten en practicante de un saber ancestral resguardado por los siglos, la tradición oral, el lenguaje, la narrativa. Queride practicante, hoy tu terreno se vuelve fértil porque cuestiona, porque pregunta, porque no se adapta, porque en él se puede sembrar la empatía, la vulnerabilidad, la resistencia y la insistencia política y activa por nombrar aquello que no es nombrado, porque lo que no se nombra no existe.

Aquí puedes reconocerte como persona que acompaña a otras personas en sus muy particulares procesos, pero con la capacidad de espejear, de sentir, de resonar y acompañar, pues sentir también es político.

Llegar a habitar lo valorado ha permitido que voltees a ver que siempre estuvo ahí, que antes sin saber ya narrabas, y que ahora has conocido a personas que construyen similar a ti, una comunidad de inquebrantables reautorías. ¿Te das cuenta de lo revolucionario que es éste momento?

Esto es algo de lo que puedo llegar a comprender que son las Prácticas Narrativas para ti y que definitivamente ha generado cambios significativos. Hoy honro tu compromiso, pues sé que no solo tomas postura dentro del consultorio, sino que realizas una ardua labor fuera de él mientras buscas los caminos que te acercan a tu identidad preferida y compartes tus hallazgos cuando te es posible.

Hoy reconozco tu labor en el mundo, honro tus sabidurías, tus sueños, tus esperanzas, tus aprendizajes, tus múltiples historias valoradas y tu impacto en la vida de las personas, pues narrarnos nos hace vincular, compartir lo que nos atraviesa y otorgarle un sentido, volver cada oportunidad una sesión única de transformación.

Así surge Kuikaitoa, como una emoción escrita e ilustrada para acompañar mujeres que trabajan previniendo las violencias en ámbitos institucionales, a partir de reconocerlas como sujetas políticas sujetas también a historias dominantes, pero con la agencia personal de renarrar su identidad preferida. Acá es importante dejar registro de lo que construimos, documentos a los cuales regresar desde un lugar diferente y comenzar a apostar por maneras dignas de abordar temas de violencia. Cuidar entonces a Ti, como practicante, como profesionista, como persona, como compañere que trabaja con Violencia, es un acto de profunda congruencia.