Cartas de Ida y vuelta una respuesta a los discursos hegemónicos en tiempos de pandemia

En esta ocasión Susana Rocha y Mireia Viladevall nos comparten sobre el proyecto llamado “Cartas de ida y vuelta: una experiencia intergeneracional y transcultural de encuentros, esperanza y vida”.

Del encierro pandémico recuerdo varias cosas: la primera, el discurso de aislamiento bajo amenaza de muerte; el enojo de jóvenes quienes interpretaban el encierro como un castigo; el silencio de aquellos que, por no tener acceso material o de conocimiento a las nuevas tecnologías, quedaban aislados y el dolor que ello (nos) producía; la ansiedad propia producida por no poder salir ni convivir con aquellos que formaban parte de nuestra red social; la necesidad de adecuar a la virtualidad de un día para el otro, propuestas de cursos pensados y desarrollados presencialmente.

Recuerdo también el acompañamiento que gracias a las nuevas tecnologías obtuve de amigos que están mucho más allá de las fronteras y que definen el territorio donde habito. Con estos amigos pude compartir no solo mi sentir sino lo que en los encuentros virtuales con mis estudiantes se colaba de forma inminente y colonizada en el espacio: el aislamiento, el enojo, la incertidumbre, el dolor y el miedo. Mis amistades reportaban lo mismo y la conclusión era la misma: tenemos que atender esto, escucharlo y palabrearlo, y buscar al mismo tiempo estrategias y acciones que nos permitan trascender esto para recuperar la posibilidad de futuro, de ilusiones y proyectos, de aquello que nos hace levantarnos día a día y construir un vivir con sentido.

Si a mi estos encuentros donde nos dábamos el espacio para escuchar a otros me proporcionaban ese sentido de vida, sabiendo que no era la única que vivía esto, ver como cada uno de nosotros hacia cosas para salir adelante y trabajar con los estudiantes de una manera que tuviera sentido no solo en relación con el programa estipulado sino con las necesidades sentidas y vividas, pensé qué lo mismo podría suceder con mis estudiantes si generaba un espacio donde la posibilidad de escucha se diera y encima se pudiera compartir con aquellos que más experiencia tienen en la vida: los adultos mayores. Así pues, inicie el curso invitando a los adultos mayores del Programa Educativo de Adultos Mayores de la Universidad de Rio Cuarto, Argentina, a hablar de la vida, de su experiencia en ella y de lo que les había permitido seguir adelante pese a los problemas, dolores y frustraciones vividos.

La respuesta por parte de mi amiga y Maestra Susana Rocha, así como de nuestras compañeras de Río Cuarto, fue excepcional y generosa. Los estudiantes de Promoción de la Salud que participaron se sintieron acompañados, escuchados; por fin algo empezaba a tener sentido en el encierro.

Del primer encuentro se siguieron otros, cada vez estas conversaciones íntergeneracionales tenían más sentido, al punto que ante la invitación que tanto la maestra Susana Rocha como yo les hicimos de cartearse como grupo y luego personalmente fue secundada por todes les participantes.

De esta manera la Maestra Susana Rocha propuso extender la invitación a participar en este diálogo epistolar a los estudiantes jóvenes de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNRC, así como a los estudiantes adultos mayores de las aulas senior de la Universidad de Granada, mientras que nosotras en México abríamos la invitación no sólo a Promotores de la Salud si no a estudiantes de Arte y Patrimonio y de Comunicación y Cultura de la UACM. La idea era sistematizar esta experiencia con el objetivo de revalorizar la experiencia de los adultos mayores, de hacerla visible, compartirla y lograr que esta  experiencia sirviera como ejemplo de una educación transgeneracional en tiempos de pandemia donde  la sabiduría y la experiencia tenían un lugar importante no sólo en la formación de los jóvenes, si no en desarrollo humano de todos en tiempos de crisis, creando así un espacio donde la experiencia y sabiduría juvenil también tenía cabida a partir de la conversación, reflexión y encuentro de uno mismo con los demás.

Gracias a las cartas que escribimos encontramos un tiempo para podernos ver como personas con ilusiones, proyectos, sueños, con habilidades, gustos, dudas, personas que éramos escuchadas por otras en otro lugar del mundo y de la vida, con experiencias diferentes, pero con el interés de conocer y conocernos.

Pronto el lenguaje escrito se vio rebasado y a las cartas se aunaron una serie de imágenes de obras gráficas (más de 200)

Sin duda la experiencia obtenida en este proyecto rebasa los objetivos planteados de revalorizar la experiencia de los adultos mayores, o de convertirse en un ejemplo de educación en la pandemia: este proyecto se ha convertido en una experiencia de vida, donde los vínculos, las experiencias y saberes nos han permitido repensarnos como personas, como seres humanos y como habitantes de esta madre tierra.

Luego de una selección de la información recibida se publicaron 64 cartas con 80 imágenes que las acompañan en el libro cartas de Ida y vuelta de acceso libre y que puedes consultar y descargarlo directamente aquí:

Download “Cartas de ida y vuelta: Una experiencia intergeneracional y transcultural de encuentros, esperanza y vida.”

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