| Por Mónica Duarte |
Monica Duarte nos relata los aprendizajes y experiencias que han tenido ella y Cuqui Toledo a través del desarrollo (desde hace varios años y en diferentes contextos) de los talleres “Decir hola de nuevo”. Estas conversaciones ponen en práctica una visión distinta del proceso de duelo y pérdida, con base en las Prácticas Narrativas, que permite reconocer los valores y conexiones con la persona difunta, para reintegrarlos a la vida de las personas enriqueciendo un vínculo que no se pierde con la muerte.
El 27 y 28 de septiembre del presente año se llevó a cabo en Casa Tonalá el taller Decir Hola de Nuevo, un encuentro inspirado y guiado por las ideas de las Prácticas Narrativas, que busca entender la muerte de un ser querido desde otras perspectivas. Se diferencia de las ideas convencionales de la Psicología del duelo que plantea que la resolución del mismo requiere de una nueva realidad que ya no incluya lo que se ha perdido; en contraste, este enfoque ofrece la posibilidad de continuar la relación con los seres queridos ya que el vínculo no desaparece con la muerte. Es a través de las conversaciones que se busca incorporar la relación perdida: en las historias del difunto se lleva a reconocer valores y conexiones e integrarlas a la vida del deudo. “Este modelo ilustra la forma en que se puede utilizar la presencia metafórica del difunto por medio de historias, acciones y rituales que afirmen la conexión más allá de una simple memoria almacenada en los álbumes de fotografías” (Hedtke, 2012).
La coordinadoras de este Taller, Cuqui Toledo y la que suscribe, hemos venido construyendo este modelo desde hace 5 años, en un trabajo continuo que entreteje las ideas narrativas de Michael White, David Epston y Lorraine Hedtke, junto con nuestra experiencia personal de “Decir Hola” a nuestros seres queridos difuntos, así como de nuestro trabajo profesional e imbricado con nuestro entorno cultural, incorporando nuestras tradiciones, concepciones y la celebración del Día de Muertos.
Es muy relevante explicar los efectos que este Taller ha generado en las personas participantes, a partir de sus propias expresiones plasmadas en sus respuestas a cuestionarios de retroalimentación aplicados a diferentes grupos. Se inquiere cómo se sintieron, qué vivieron, qué les pareció más significativo y qué se llevan de la experiencia. Creemos que quien más genuinamente puede expresar las sensaciones vividas son quienes participan, a través de sus propias palabras y descripciones.
EL GRUPO COMO EXPERIENCIA
Uno de los impactos de estos encuentros que ha sido más valioso, es el efecto único que tiene el grupo sobre cada participante. Por ejemplo, describen que la dinámica que se crea, el escuchar las narraciones de los demás, y el compartir en grupo es una experiencia completamente distinta a lo convencional. Por un lado, quienes escuchan muestran empatía y solidaridad porque han vivido situaciones parecidas, han perdido a un ser querido cercano. Uno de los ejercicios es que cada quien presente a su ser querido difunto y el efecto al hacerlo es muy significativo: “el conocer a los demás seres queridos del grupo con los que compartí esta dinámica, se vuelve parte del grupo y de uno mismo.” Y eso es lo que hace a esta experiencia tan singular. Compartimos y construimos la realidad de forma conjunta y en este caso, las demás personas se convierten en testigos de historias de fortaleza, de historias de apoyo, de historias de evolución y de amor.
Una muestra de sus propias expresiones, al terminar el Taller, sobre qué les llamó más la atención:
“La narración de cada uno de los asistentes, y la dinámica que se creó entre nosotros”.
“Las dinámicas en grupos o parejas son muy nutricias, debería de haber más tiempo para desarrollarlas”.
“El ambiente que se fue generando al paso de las sesiones”.
“La empatía y solidaridad”.
“La forma en que cada uno de los asistentes evolucionamos”.
“El apoyo de las facilitadoras y del grupo”.
“Escuchar historias de fortaleza”.
MANERAS DIFERENTES DE VER LA MUERTE
El Taller da pie a una variedad de sentimientos, como tristeza, felicidad, orgullo, tranquilidad. Pero lo que más describen las participantes es la manera en la que logra cambiar su forma de vivir la muerte. Dentro del taller se habla sobre las ideas culturales y sociales asociadas a la muerte y se cuestionan los paradigmas respecto al duelo “aceptado socialmente” que se “debe” de tener. Creemos que para generar historias preferidas y movimiento hacia territorios alternativos, es crucial deconstruir la idea de muerte. Las personas participantes lo describen de esta manera:
“Muchas gracias por facilitar en este taller las posibilidades de explorar los rincones de nuestras almas donde se ha enraizado el dolor, por ayudarnos a darle otra dirección al sufrimiento, movilizando en cada uno nuestros mejores recursos con respeto y cariño.”
“Me llevo una nueva forma de percibir y aceptar la muerte de nuestros seres queridos, saber que están con nosotros, no físicamente, pero a través de lo que fueron y atesorar el legado que nos dejaron.”
“Me enseñó a vivir el duelo de diferente manera. La muerte no es un final sino una transformación y que nuestros seres queridos siempre estarán con nosotros.”
El Taller, como es evidente, no se enfoca en las historias de muerte, enfermedad, agonía o dolor, porque pueden ser limitantes e inclusive “retraumatizantes”. Como dice Hedtke: “Los facilitadores tienen que oír más allá para encontrar las conexiones y los lugares significativos de las relaciones, esos indicadores pequeños que son los puntos de entrada para el camino de una conexión enriquecida”.
RELACIÓN CON EL SER QUERIDO DIFUNTO
La deconstrucción de la idea de la muerte es desmenuzar el marco social y cultural en el que está inmersa dicha idea. Este proceso propicia el cuestionamiento de las concepciones convencionales aprendidas socialmente en torno a la muerte, y aún con conceptos de su negación, la patologización del duelo, la medicalización del proceso natural de fallecer, el duelo experimentado individualmente, y la comercialización de lo funerario.
Al deconstruir, el deudo es capaz de cuestionarse las expectativas sociales sobre su vivencia de duelo, e iniciar un proceso de honrar la relación con su difunto, el vínculo con el ser querido, lo significativo que es el amor de esa persona en nuestras vidas. Se generan conversaciones distintas y se empiezan a trazar caminos y posibilidades hacia nuestras maneras preferidas de relacionarnos.
La dinámica del Taller se enfoca en “la vida de la persona fallecida, en vez de enfocarse en lo individual y lo intra-psíquico del deudo, y promueve el cambio hacia una conversación de duelo relacional e interpersonal en construcción. Le da reconocimiento y honor a la conexión entre por lo menos dos personas, y comienza a darle forma a la historia, al contexto y al significado de la relación. El propósito es regresar al difunto a la vida del doliente” (Hedtke, 2012).
En palabras de los propios participantes:
“Aprender que el vínculo con el ser querido difunto no se pierde, permanece, incluso rescatar momentos muy significativos de esa relación y vínculo para traerlos a mi “aquí y ahora” a mi vida cotidiana.”
“Tengo la certeza, que puedo hablar con mi hijo y sentirlo cerca.”
“Sé que puedo conectarme con mis seres queridos cuando lo necesite.”
“Me llevé una visión distinta de la relación con mi papá. Pude verlo más humano y más cercano.”
“Sé y estoy consciente de que mi hermano está ahí para sonreírme, darme ánimo y hacerme compañía.”
“La metáfora de la cuerda (amarrar a tu ser querido en la cuerda de la vida) fue muy importante para mí, sobre todo, como ya lo expresé, traer ese vínculo y relación de mi papá a mi vida en el día a día y sobre todo, serán de suma importancia en momentos difíciles o de crisis e ir “escalando” con ayuda de esa cuerda mi aprendizaje y sentido de vida.”
ACCIONES DESPUÉS DEL TALLER
Los participantes, al terminar el Taller, tienen un movimiento significativo hacia otros territorios de historias preferidas en relación al vínculo con el ser querido difunto, y a qué acciones desean llevar a cabo para incorporar a su vida actual las nuevas conexiones de fuerza, de alejamiento de las meras historias de tristeza y dolor.
De nuevo en sus propias palabras espontáneas:
“Ahora estas ideas y la relación forman parte de mis referentes en el proceso de mi auto-construcción.”
“Me está permitiendo abrir nuevas ventanas y cerrar otras que no me han resultado del todo útiles.”
“Hacer sentir a las personas que amo lo importante que es para mí cada una de ellas. Vivir todos los días con entusiasmo y dar gracias a la vida la oportunidad de tener un día más. Los enojos y malos momentos sé que pasarán tan pronto como yo los aprenda a manejar o controlar.”
“Me llevo tranquilidad y fortaleza. Me siento más cercana a él y puedo replantear algunas de las formas en las que me estoy relacionado con mi mamá.”
“Valorar mi carácter independiente, lo que me permite confiar más en mí. Como acción concreta he puesto en marcha algunas actividades pendientes.”
“El taller hace toda una diferencia, ya que me permite continuar mi vida con otra actitud y muy fortalecida.”
REFERENCIAS
Hedkte, L. (2012). Bereavement support groups: breathing life into stories of the dead. Ohio: Taos Institute.
White, M. (1998). Saying Hullo Again: The incorporation of the lost relationship in the resolution of grief. En M. White & D. Denborough. (Eds.). (1998). Introducing Narrative Therapy: A Collection of Practice-Based Writings. Australia: Dulwich Centre Publications.
White, M. (2016). Mapas de la práctica narrativa (Pranas Chile, Trad.). México: Colectivo Prácticas Narrativas & Casa Tonalá.
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