HOMENAJE A MICHAEL WHITE A 10 AÑOS DE SU MUERTE

| Documento colectivo |

 

El 26 de abril de 2018, un grupo de personas que trabajamos desde las Prácticas Narrativas, convocadas por GTNC, nos reunimos en Casa Tonalá para honrar el legado que Michael White nos dejó a partir de su muerte, hace 10 años. Este documento fue el resultado de la conversación que tuvimos ese día.

Hoy, 26 de abril de 2018, nos reunimos en Casa Tonalá un grupo de personas que trabajamos y promovemos las prácticas narrativas, por convocatoria de Grupo Terapia Narrativa Coyoacán.

Hoy nos reunimos para honrar el legado de Michael White, a 10 años de su muerte.

Nos reunimos a conversar con una voz combinada y diversa.

La voz de las personas que ejercemos desde las prácticas narrativas en la Ciudad de México forma un gran mapa de lo que se ha estado haciendo desde hace mucho tiempo en nuestra ciudad.

Nos preguntamos:

¿Qué es lo más importante que nos han dejado las prácticas narrativas en nuestra vida y en nuestro trabajo?

Para nosotras ha cambiado el tono de nuestras conversaciones: ahora la esperanza está muy presente.

También ante los relatos obscuros, la narrativa nos mantiene en un lugar de esperanza, en donde encontramos más posibilidades.

Nos hace conscientes del lenguaje y de nuestras expresiones. Nos dice una de nosotras que lo aplica con la gente que le rodea.  El lenguaje no es inocente, subraya.

Por otro lado, un compañero nos comparte cómo la narrativa lo introduce a la terapia comunitaria.

Pensamos que nos ha dado un sentido de pertenencia, donde se honra la dignidad de los seres humanos.

Hacemos una terapia de mérito literario. (Y, de hecho, así se llamó alguna vez la narrativa).

La narrativa nos mostró el desasosiego, tristeza, indignación, enojo como testimonio de lo valorado. Es como un proceso que genera e integra experiencias de una manera particular donde la sabiduría de cada persona sale a la luz.

Le abre la puerta a la posibilidad de conectar con cualquier experiencia de cualquier persona. Y, como profesionales, nos damos cuenta de que disfrutamos más nuestro trabajo.

Otra compañera nos comenta cómo en el Decir hola de nuevo, reta los discursos sociales, los discursos terapéuticos que hablan de la muerte, como darle la vuelta a la hoja, y que gracias a estas prácticas podemos incluir a nuestros seres queridos difuntos en nuestra vida. En pocas palabras qué le diste tú, qué te dio él y qué de eso te gustaría incluir en tu vida.

También hablamos de cómo los seres queridos por nosotras influyeron en nuestro andar narrativo. Como Emily Sued, quien compartió su genuina curiosidad en su trabajo con niños: La diversión, el respeto, las formas de aliarnos con la familia para reducir el problema de maneras lúdicas.

¿Qué hemos notado que ha estado sucediendo con las prácticas narrativas en nuestro país?

Una compañera nos cuenta que en 1991 leyó a Michael White y le compartió a sus colegas las prácticas de externalización del problema. Ella, junto con otras, decidieron leer sobre narrativa en la cocina de su casa. Recuerda a su hija bebita, en su sillita Evenflo, comiendo pan dulce de Superama, y comenta lo nuevo que todo eso les resultaba, y cómo se usaban palabras tan raras que decidieron hacer un glosario. Recuerda cómo ella prefería subrayar en amarillo lo que le llamaba la atención y se esperaba hasta aprenderlo muy bien para practicarlo, a diferencia de Emily Sued, que llegó de una sesión a otra contando cómo ya lo había aplicado con un niñito.

La mejor manera de entender la agencia personal, lo que nosotros aportamos desde Latinoamérica, es esta construcción de cosas diferentes. Esa agencia personal que vemos en las personas que se van acercando a la narrativa.

Para algunas, la imagen de la narrativa es la de cómo se construyen las chinampas: construimos un pedazo más de tierra, que va ganando espacio en el territorio del problema y después invitamos a las personas a habitar ese terreno. Estamos colaborando para que ese territorio se haga más amplio. La narrativa es contagiosa y no hay vacuna que la quite.

Una colega nos cuenta cómo, en la formación de terapeutas, decidieron hacer botellas que representaran a todas ellas y escogieron la frase “Ayudando a cambiar el mundo, una conversación a la vez”.

Hubo quien quería llenar un hueco que le estaba faltando a México.

Responder como sociedad civil, poner un grano de arena para combatir la inequidad, la injusticia. Nos comparte cómo esa veta rebelde no le permitía tener confianza en las instituciones.

También compartimos la forma en que estas conversaciones incitan a la rebelión, pues son conversaciones que desenmascaran los discursos de poder.

La narrativa va más allá de las palabras: cambia el paradigma de cómo entiendes a las demás personas y a ti misma.

Alguien contó que, en un encuentro en Bruselas, Michael White asistió a la ponencia de Nacho Maldonado sobre los aspectos políticos en la psicoterapia en Nicaragua. A Michael le interesaba el trabajo en Latinoamérica, la importancia de asumir el tema político con “p” minúscula, de cuestionar los discursos dominantes. Eso dio pie a que poco tiempo después viniera a México.

Una compañera nos compartió que escuchó una vez decir a Maggie Carey: “Cuando murió Michael White, la narrativa tomó fuerza como un rizoma” y que varias de su grupo se comprometieron, a partir de escucharla, a cuidar las prácticas narrativas.

Alguien comentó cómo, cuando han llegado los remolinos de la vida, la narrativa la ha sacado adelante: es una forma de vida.

Platicamos que en las conversaciones más triviales siempre puede haber algo que se asoma de los discursos dominantes y siempre hay formas de hacerlo visible.

Pensamos en cómo a los mexicanos nos calza la narrativa, por ser muy comunitarios, muy gregarios. Nos parece que en México las prácticas narrativas pueden ser fundamentales, pues incluyen una forma de cuestionar y visibilizar las relaciones de poder; buscar lo valorado en vez de buscar las patologías, lo comunitario y no lo individualista. Valoran lo cultural, lo comunitario, en dónde queremos estar paradas las personas. Creemos que la narrativa es lo que se necesita hoy en México para contrarrestar la violencia que vivimos y, en particular, la violencia de género.

Entre nosotras, hay quien viene del desarrollo comunitario, y nos cuenta cómo lo aprendió de manera muy radical. Ella sentía que se traicionaba a sí misma, que era como vivir dividida. Pero la narrativa le abrió paso al tema de poder trabajar en esto desde una visión multi-historiada. Y ahora habla de trabajar para emparejar las canchas.

¿Cuáles con nuestras esperanzas para los próximos diez años?

Qué estas prácticas narrativas formen parte de las materias en las licenciaturas; que se abran a otras áreas como la investigación, la neurobiología, etc.

Qué cuando digas prácticas narrativas no te vean raro.

Escribir, publicar todo lo que se hace, es muchísimo y esto ayudaría para que mucha gente acceda a ello.

Qué se convirtieran en una red de tejido poroso, que permita entrar y salir, donde cada nudo sostiene al resto de la red.

Qué en esta red reflexionáramos y construyéramos un compromiso para que las cosas fueran diferentes.

Qué algún día llegue a ser como el Internet, porque ahora nadie cuestiona cómo sirve.

Qué sería bonito que, en un futuro, la gente se preguntara cómo antes creíamos que las personas eran sus problemas, o que las personas se definían por una sola historia,

Qué todo el mundo entendiera lo que implica hacer política con “p” minúscula.

Una del grupo menciona la inquietud que se sembró cuando vino Pranas Chile de trabajar con el legado de Michael. Ítalo decía, en referencia a los dos últimos libros: hay que tomarnos en serio, tenemos cosas que decir, tenemos cosas que aportar. Dice que esa idea le ha estado retumbando: es muy lindo ponerle cara también al trabajo que se está haciendo. La palabra escrita nos convoca a continuar con la curiosidad, con la inspiración.

Que continuemos tomándonos en serio en lo que podemos seguir aportando.

Que en 10 años surgieran muchos grupos de prácticas narrativas, que quieran apropiarse de los conocimientos, sin expertos ni grupos predominantes en México.

Es una identidad en proceso. Deseamos que la identidad de las prácticas narrativas nunca concluyera, que siempre integrara nuevas partes y continuara formándonos unas a otras.

Creemos que es imposible que esto pare. Es un rizoma que surge por todos lados.

Deseamos que los educadores de niños chiquitos empiecen a generar otras formas de ser, de educar, porque los niños son narrativos por naturaleza.

Una compañera sueña con llevarlas a comunidades como brigadas, porque hay tanta sabiduría en las comunidades que debemos compartirla.

Llevar una mirada del mundo, trabajar con personas. Por eso no lo llamamos terapia sino prácticas. Las prácticas narrativas traen en su trabajo una mirada del mundo.

Que las instituciones educativas le abran las puertas a la narrativa, hay que írnoslo ganando. Que la semilla se siembre en jóvenes y niños de poco a poco.

Pensar en prácticas locales. Una compañera sueña en cómo estos conocimientos pueden ser parte del sentido común en la gente (las personas ya saben cómo narrarse historias).

Al contrario de la visión lineal, las personas quieren hablar más sobre la historia

alternativa que de la historia dominante o del problema, de cómo cambia nuestra mirada, y el efecto depende de este cambio.

Hay que sacarlo del contexto del consultorio.

 

Es emocionante imaginar las posibilidades en diez años.

 

¿Qué palabras o imágenes nos vienen a la mente al pensar en prácticas narrativas?

  • El cuento de un pájaro azul, que se va de viaje buscando a su casa y ya estaba en su casa.
  • Invención, liberación y transformación.
  • Horizonte abierto verde, apertura.
  • Pasión, hay más de lo que uno ve.
  • Voz, dignificación, congruencia.
  • Expandirnos, ser como preferimos ser.
  • Dignidad, red.
  • Sentido, re-elaboración, transformación.
  • Lo valioso e importante de las personas.
  • Vuelta a la vida, reincorporando la tranquilidad, la solidaridad, la felicidad. Empecé a entrar en redes, en grupos; el trabajo sumaba en vez de restar.
  • Recuperé una identidad que había perdido.
  • Aceptación, seguridad, respeto y felicidad.
  • Congruencia y ejemplo.
  • Los ojos, ver en tu maestra que tú eres valiosa. La mirada que ella me dio. Que yo era más que mi historia oficial.
  • Esto es un modo de ver el mundo una forma de vivir. Si no lo crees, no lo puedes transmitir.
  • La narrativa me permitió tener libertad; cuestionarme todos los días.
  • Respeto, cooperación y co-construcción.
  • De esas cobijitas que se hicieron de muchos cuadros.
  • Se hace en conjunto, en grupo abarcas más.
  • Red sostenida por seres humanos, sosteniendo al mundo.
  • Cambiar al mundo con las conversaciones. Ir a contracorriente, ganas de sostener.
  • Una bicicleta como la de Michael White.
  • Una red, pero representada por personas en círculo como si se estuviera ampliando.
  • Voces, polifonía y respeto.
  • Posibilidades, justicia, resistencia, libertad, equidad.
  • Justicia social, dignidad, conversar multi-historias, historias preferidas.
  • Un caledioscopio. Muchos mundos posibles. Cada quien contribuye a la diversidad, a diferentes colores, a diferentes historias que se crean en esos mundos.
  • Actos de resistencia. En eso pienso cuando pienso en narrativa.
  • En como las historias siempre tienen actos de resistencias.
  • Andamiaje – Dibujo
  • Englobar, empezar a moverte, subir y bajar.
  • Agencia personal- palabra que me impacta mucho. Entender. Incorporar.
  • Oídos. No hay problema, tiene que haber un cambio constante en la vida.
  • Posibilidades, rizoma.
  • Fluir agua por cualquier grieta.
  • Corazón.
  • Raíces de pertenencia, dignidad, y Emily.
  • Un tangram japonés, en dónde todos aportamos de manera individual para crear un todo.
  • Mientras conversamos nos reescribimos mutuamente
  • Trabajo de feminismos. No es narrativa si no narrativas. De-construir
  • La palabra felicidad me jala hacia delante. No es estar como boba, sino que cuando nos toque gozar, gocemos. Cuando nos toque sufrir, suframos y cuando encontremos equilibrio es ésa la felicidad.
  • La imagen del arcoíris: cada quien es de diferente color y en la narrativa hay diferentes colores.
  • Recuerdos, sabidurías locales.

La narrativa es un corazón repleto de corazones, cabemos todos ahí adentro.

Late cada vez más fuerte.

 

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