| Por Regina Carrillo R. Valenzuela |
Este texto fue presentado por Regina Carrillo, como entrega final para el Diplomado de Prácticas Narrativas enfocadas en la prevención y atención de violencia de género en junio 2022. En el nos describe cómo pudo utilizar el documento terapéutico en un grupo de acompañamiento en el posparto para mamás de bebés entre 0 meses y 2 años, con el objetivo de crear redes y diálogos que les permitieran sentirse acompañadas.
En el año 2020, mientras el mundo transitaba por una pandemia de la cual no se tenían muchas certezas, mi cuerpo atravesaba por las transformaciones propias de un embarazo, del cual, al ser el segundo, creía que sería aun más sencillo que el anterior, sin embargo, las condiciones del contexto familiar y social, el aislamiento y el temor al contagio, fungieron como factores de estrés a lo largo de este período. El posparto no fue mejor, sino todo lo contrario: me descubrí la mayor parte del tiempo sola, entre cuatro paredes, lidiando con procesos de cicatrización, dolores, emociones caóticas y una bebé recién nacida por conocer. Este segundo posparto fue mucho más complejo, difícil y solitario, por lo que fue en él que entendí con más claridad la importancia de estar acompañadas, de cuidar nuestro bienestar físico, emocional y mental y de tener información adecuada. Poco más de un año después de esta experiencia y tras acompañar en terapia a madres en posparto y escuchar de ellas necesidades similares, junto con una compañera doula decidimos iniciar un grupo abierto de autoayuda y acompañamiento en el posparto para mamás de bebés entre 0 meses y 2 años, con el objetivo de crear redes y diálogos que nos permitan sentirnos acompañadas. En la segunda sesión del mismo, la cual tuvo lugar el viernes 13 de mayo, hablamos de “las luces y las sombras del posparto”, es decir, las cosas que nos han resultado complicadas y las que nos han representado logros importantes durante esta etapa. El hecho de que se trate de un grupo abierto, hace que las participantes, en muchos casos, no se conozcan entre sí o no hayan interactuado en otras sesiones, lo cual puede resultar intimidante en términos de confianza, apertura y contenido de lo que se comparte en el grupo, sin embargo, la sesión de ese día resultaba fluida, interesante y los sentipensares que iban compartiendo las participantes hacían eco en el resto y estaban cargados de un alto contenido estético y metafórico. Fue en ese punto que decidí hacer anotaciones de estas ideas y en ciertos momentos, darle a dicho texto la estructura necesaria para volverlo el documento terapéutico de la sesión. Al finalizar la sesión, dedicamos un espacio para leer el documento: Documento de la sesión 2 del grupo de acompañamiento de posparto, viernes 13 de mayo de 2022 “Hoy nos reunimos un grupo de mamás que atravesamos el posparto, una de nosotras utilizó la imagen de que éste se siente como navegar solas en un bote a la deriva, mientras observamos al resto de las personas en un barco que sí navega con rumbo definido, a veces cerca y otras muy lejos. Todas coincidimos en que es una imagen que nos hace sentido en nuestra vivencia. Una de nosotras habla de que esta navegación es a través de un “tiempo sin ley” que te confronta con una misma, mientras se acompaña a una pequeña persona que es tu constante reflejo… Algunas de nosotras nos preguntamos si el destino de este viaje ¿es también encontrarnos con nosotras mismas? Muchas de nosotras hablamos de la culpa, que es algo que mete agua al bote hundiéndolo, pero hablarnos con compasión, seguir nuestro instinto como brújula, tener la conciencia de poder dar lo que yo no tuve, así como la aceptación radical de mi fuerza, mantienen el bote a flote. A todas nosotras nos vibra la frase: “Hoy no es para siempre, pues este mar, como todos los mares, nunca permanece estático.” La sesión tiene una duración de hora y media y en esta ocasión contamos con la participación de 11 mujeres, por lo que el documento es reducido, sin embargo, deseo apelar a lo que David Newman refiere en el artículo Rescatando lo que se dice de lo dicho: Documentación viva en la terapia narrativa: “Un documento pequeño, es mejor que ningún documento”, y precisamente, éste nos sirvió para recopilar las voces de las participantes de tal forma que nos hiciera eco y sentido a todas, así como invitarnos a continuar los diálogos y la reflexión. Al terminar la lectura, se pidió a las participantes que, de manera voluntaria, compartan las ideas y sentires que les surgieron a partir de escuchar el documento colectivo. Algunas de estas reflexiones fueron: “Me pareció muy poderoso el ejercicio, la forma en la que sonó lo que estuvimos diciendo a lo largo de la terapia grupal, cuando Regina, lo presentó generó en mí una emoción de fuerza, de belleza, que me conmovió, lo sentí en mi cuerpo, lo sentí en mi corazón. Espero seguir repitiéndome esas frases en mi día a día, que resonaron tanto en mí y me siguen dando fuerza para seguir.” “A partir de este texto pienso sobre las diferentes perspectivas de visualizarme en ese mar: una es estar navegando mi propio bote, la otra estar en el mar nadando, otra desde otro bote acompañando a alguien y cuidar del mío, y otra es imaginando verme desde lo alto. En cada una de ellas pienso al mar como la incertidumbre, esa que no sé por dónde golpeará y cuyo oleaje me puede llegar a cansar, o el cual me ayuda sólo flotar. Este texto me hace pensar que el “navegar mi propio bote” es confiar en mi manera de dirigirlo, a pesar de no saber cuál será el camino o el destino.” “Ese sentimiento de “soledad” que la mayoría mencionamos… Siento que es más como un tornado de pensamientos que nublan a veces el camino. Doy muchas vueltas al mismo punto, una y otra vez me hago preguntas que cuando las verbalizo me doy cuenta de que se la respuesta y a veces, aun así, vuelven a la mente esas preguntas. Creo que lo llamamos soledad porque se trata de pensamientos en la cabeza que nadie escucha más que una misma. Lo que me ayuda entonces es hablarlo cuantas veces sea necesario.” “Me entró mucho sentimiento, me sentí muy identificada, porque a pesar de que a veces suelo tener mucha compañía de mi esposo, personas cercanas y demás, a veces se siente como si yo sola estuviera, a pesar de tenerles cerca. Me conmovió darme cuenta de que no soy la única que estoy pasando por esto, sintiendo esto, hay otras mamás con este sentir. Y como dice el texto, a pesar de que los mares nunca son iguales, siempre hay que buscar esa forma de estabilizar ese barco para mantenerlo a flote y poder seguir. Yo en lo personal no había pensado que el bote somos nosotras mismas, es nuestra salud mental…. Y qué importante es cuidar ese bote para poder enfrentar todo lo que la maternidad conlleva y seguir a flote.” “El texto es como si hubiera un espectador de mi vida y lo estuviera contando. Es una forma de nombrar las emociones en todo este período del posparto y la crianza de mi hija. Para mi fue como si a todas esas ideas y sentimientos le pusieran un nombre y una línea del tiempo, en cómo se ha dado todo desde el principio y cómo va avanzando todo y no tiene fin pues está en constante movimiento. De alguna forma me tranquiliza, me dice: “está bien lo que está pasando contigo. Te acompaño.” Es un texto con mucha empatía, pues todos los sentires de todas se hicieron uno.” Inicialmente, pensando en que este grupo era un espacio ideal para implementar los conceptos de las prácticas narrativas, consideré en llevar a cabo algún ejercicio de conversaciones de remembranza, pues en ese momento la idea tenía (no puedo decir que la he abandonado al respecto de mí) de que el parto (o cesárea) es un momento de transformación radical de nuestra identidad y que el posparto era la ventana de tiempo en el que, entre otras cosas, vivíamos el duelo de esa transformación radical. En ese sentido, la conversación de remembranza que tenía en mente, era con la finalidad de sumar las voces de esas mujeres que fuimos y que ya no somos más (pero que algo de ellas queda en nosotras), para rescatar sus fortalezas en momentos de mucha vulnerabilidad. Tras una conversación con la profesora Leticia Uribe, tuve más claridad en cuanto a ciertas condiciones necesarias para lograr una conversación de remembranza que fuera útil, que contribuyera a la narrativa de identidades preferidas y que no se quedara en un plano superficial o hasta cursi. Dichas condiciones, tales como un trabajo previo importante con las participantes, en donde pudiésemos generar lenguajes y conceptos locales, encontrando puntos comunes sobre nuestros sentipensares y experiencias al respecto de nuestros pospartos, eran difíciles de lograr en la segunda sesión de un grupo abierto (lo cual no garantiza que las mismas participantes de la primera sesión estén en la siguiente), por lo que descarté la idea de generar conversaciones de remembranza. Tampoco tenía un plan b. Entré a la segunda sesión sin muchas intenciones de salir de ella con mi trabajo final del diplomando, sin embargo, tanto por el niel reflexivo de las participantes, como por el tema en el que nos centramos (luces y sombras del posparto), abrí los oídos a las voces de cada una de las mujeres quienes compartían ideas profundísimas y poderosísimas, que además resonaban fuertemente en las demás. En ese momento me puse a tomar nota, a darle forma y se obtuvo el resultado expuesto cuartillas arriba. El documento colectivo ya mencionado, logra reunir principalmente los siguientes puntos: A partir de los comentarios devueltos por algunas de las participantes tras escuchar el documento terapéutico, se puede concluir que, en efecto, la redacción de un cuerpo literario que sumara sus voces y las pusiera en una especie de reflector, cuidando cierta responsabilidad estética, rescatando lo que se dice de lo dicho y enfatizando tanto lo común como lo diverso, contribuyó a la resonancia de la sensación de no estar solas, a la generación de ideas innovadoras para enfrentar cosas como la culpa o el sentimiento de insuficiencia o incompetencia y a la reivindicación y celebración de nuestra fuerza, capacidad y sabiduría intuitiva. El documento terapéutico, sin duda es una excelente herramienta de la cual echar mano en las siguientes sesiones que se desarrollen en este y otros grupos, procurando incluso, la redacción de un gran documento final, al término de los mismos para recopilar y registrar esas voces e identidades que, de hecho, son toda la sustancia de las conversaciones terapéuticas.
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