TESTIGOS EXTERNOS Y DOCUMENTOS COLECTIVOS EN EL TRABAJO CON ACOSO CIBERNÉTICO

| Por Ana Solís |

En esta ocasión, Ana Solís nos comparte una experiencia de trabajo narrativo ante una situación de acoso cibernético. Nos relata, principalmente, la forma en que se dio una ceremonia de Testigos Externos y la aplicación de un documento colectivo para una carta testimonio.

En esta ocasión quiero hablar de un tema que cada día cobra más importancia entre l@s niñ@s y jóvenes, aunque no discrimina en edad. Me refiero al acoso cibernético.

La inquietud acerca de este tipo de acoso me surgió cuando mi colega Alejandra me invito a una sesión terapéutica, como testig@ extern@, junto con Cuqui Toledo y Manuel Turrent, ambos parte del Grupo Terapia Narrativa Coyoacán. Además estuvieron con nosotr@s Emilia Torres y Alberto Riverol.

El caso que trajo Alejandra, de una manera muy resumida, es la situación que vive y ha vivido “Rosy”[i] una chica de 21 años por el acoso en redes sociales por parte de un individuo, a quien en este escrito llamaremos “Juan”. Esta situación comenzó hace más o menos 7 años, y de 2 años para acá se ha convertido en una situación insostenible.

El acoso virtual consiste en enviar mensajes agresivos, compartir fotografías íntimas, difundir historias falsas de la persona a la que se está acosando, entre otras cosas. A diferencia del acoso cara a cara, el acoso virtual puede ser constante y no parar sea de día o de noche, esté donde esté la persona acosada; en algunos casos puede ser que ni siquiera se sepa quien envía los mensajes, así la información enviada para dañar a la persona puede difundirse muy rápidamente y volverse viral y los efectos pueden ser muy graves.

Por lo general, pensamos en lo virtual como algo irreal, sin embargo, tiene el potencial de cobrar vida y convertirse en el peor de nuestros verdugos.

Poco tiempo después de la sesión de testig@s extern@s, mi esposo y yo publicamos un anuncio en un sitio en Internet para vender un coche; al día siguiente, recibimos una llamada de extorsión. Parecía algo irreal la angustia que viví un par de días, esa sensación de impotencia, de vulnerabilidad, el miedo de ser atacados sin saber cómo y cuándo. Solo pude pensar en que, aún con lo terrible que fue para mi, lo que está viviendo Rosy es mil veces peor.

Jóvenes como Rosy se exponen, entre otras cosas, a hablar de sexo con adultos a los que muchas veces ni siquiera conocen y a ser manipulad@s y grabad@s en una cámara Web, lo que les convierte en víctimas de abuso, sin necesidad de que los toquen siquiera, por gente que expone su sexualidad y su intimidad ante otras personas.

Rosy y Juan se conocieron cuando ella tenía 13 años y él 23, desde entonces él la ha venido manipulando cada vez más, a pesar de no vivir en la misma ciudad, pues su relación se ha dado principalmente en línea. La situación de Rosy se agravó a partir de que intentó alejarse de Juan, desde ese momento él no ha parado de encontrar formas de evidenciarla, amenazarla y atormentarla.

Como terapeuta, ¿cómo haces para ayudar a esta chica que llega con un rompecabezas de su vida en las manos? El trabajo que ha hecho Alejandra es excepcional. En la sesión de la que fuimos testig@s, ellas hablaron de todo lo que han trabajado en la terapia, y del acompañamiento que ha tenido Rosy en las situaciones más desesperadas. Durante la conversación, pudimos ver a una chica que entiende su situación y le está haciendo frente, pero sobre todo pudimos testificar la firme intención que tiene de salir de este problema y rehacer su vida en sus propios términos.

La práctica de testigos externos es una de las formas que utilizamos en las Prácticas Narrativas, para engrosar las historias alternativas y para seguir trabajando con la identidad preferida de las personas que nos consultan, en este caso, pudimos ver a Rosy, hablando de otras cosas fuera del problema, como sus habilidades, fortalezas, intenciones y esperanzas.

Días después de la conversación, en un intento por acompañar a Rosy en este proceso, le escribí una carta con la esperanza de que se convirtiera en un instrumento de apoyo que le recordara todo lo que comentamos durante la sesión, procurando recuperar sus palabras textuales y las de el equipo de testig@s. Aunque yo la transcribí, era una carta que incluía ideas, comentarios, reflexiones y palabras de todas las personas que participamos.

En una terapia relatada, las cartas son una versión de esa realidad co-construida llamada terapia y se convierten en una propiedad compartida por todos los participantes (…) como los relatos son más ricos y complejos que los breves esquemas explicativos, se pueden acomodar y dotar de significado a muchos más acontecimientos de la vida de las personas, mientras que las explicaciones tienden a ser exclusivas y a ignorar los eventos que están más allá de su alcance (White y Epston 1993 pp. 130 y 131).

Cuando Alejandra recibió la carta, la compartió con tod@s los participantes, preguntando si había algo que quisieran agregar o modificar; una vez que tod@s estuvimos de acuerdo, se la envió a Rosy. A ella le conmovió mucho escuchar este relato sobre su propia historia y recordar lo que se conversó en la sesión.

Gracias a estos recuentos, las personas sienten que sus vidas se unen a las de otras, alrededor de temas que comparten y atesoran (White, 2016, pp.196).

Para Rosy fue muy importante escuchar su historia desde un contar y volver a contar, tejida con las voces de todas las personas presentes en la sesión.

Luego de leer y releer la carta, Rosy decidió tomarla como base, editando y adaptando algunos puntos para hacerla suya y usarla como instrumento para disculparse con todas las personas de su contexto que han sido afectadas directa o indirectamente por esta situación.

Pedimos a Rosy autorización para escribir este artículo y para transcribir su carta y ella estuvo de acuerdo. A continuación se las comparto:

“No se cómo iniciar este mensaje, no me gustaría que se viera como una justificación o falta de responsabilidad sobre todo lo que he vivido y la manera en la cual te lastima, sin embargo, el día de hoy he podido entender cómo un hombre, mayor de edad en el momento en que me conoció, se pudo ir metiendo en la vida de una niña, desde un lugar de poder, siendo 10 años mayor que yo, conociendo más sobre tecnología y redes sociales que todas las personas que me rodean. Se mostro encantador, me dio regalos costosos para comprarme, engañó a mis amigas y amigos, perseverando hasta controlar todos los aspectos de mi vida a través de engaños. Me guio hacia un juego de chantaje y de poder, en donde se vieron involucradas todas las personas importantes para mi. Me fue convenciendo poco a poco que hay algo mal en mi y necesitaba su soporte para subsistir; todo esto empezó a ser un impedimento para salirme de esa relación.

 Hoy he podido ver mi resistencia, al negarme a hacer muchas de las cosas que me pedía, a pesar de que accedí a otras más gracias al acoso a lo largo de varios años hasta que, a través de manipularme constantemente haciéndose la víctima, lloriqueando y amenazando, logró estar más cerca de mi, llegando a conocer todo sobre mi, mi familia y amigos.

El encanto terminó cuando intenté entrar a mis redes sociales, y me botaron, él estaba celoso porque tenía contacto con otras personas, pero en ese momento ya tenía fotos mías y de otras personas importantes para mi, me culpó de estar en este juego porque yo lo metí, uno de los muchos ejemplos en que me hizo sentir culpable de todo lo que pasaba, haciéndome creer que me protegía de algo en lo que yo me había metido. Estaba frágil y tenía el corazón lastimado para poder reaccionar.

 Ahí noté que esa no era vida, que vivía con miedo, no podía ir al cine mientras mis compañeras y compañeros hacían su vida, salían, viajaban. Una parte mía dijo -no vas a poder hacer nada así-. El acoso mental era tal que descuidé la escuela, perdí la beca, dejé el gimnasio y entré en depresión y en acciones desesperadas, como pelearme con todo el mundo en el futbol logrando que me banquearan.

Cuando Diana me convenció de decirle lo que me pasaba y logré romper el secreto empezó la peor parte; las amenazas y acusaciones por correo diariamente, sin parar, las cuentas falsas de redes a mi nombre enviando información que me hace estar en la mira de todos; todo me da vueltas en la cabeza, no se qué hacer; el desgaste emocional y físico para toda mi familia, ver a mis papás tan mal. Pero por otro lado también inició mi liberación.

 Hoy lucho por el sueño de hacer mi carrera y devolverles a mis papás todo lo que ellos me han brindado, estoy aquí, intentando sacar valor para no huir y caer nuevamente en sus engaños, deseo con todas mis fuerzas detener la situación que estoy viviendo.

 Hoy tengo claridad para saber que lo que estaba viviendo no era amor, porque no se sentía bien. Tengo conciencia para entender que fui manipulada y no tenía claridad de pensamiento para oponerme a sus deseos y busco valor para contar mi historia, aún y cuando no sea sencillo de entender, sobre todo para las personas que lastimé, como a ti. Estoy llena de enojo que utilizo para defenderme, para crecer.

 Tengo la imagen de una telaraña que se fue tejiendo a mi alrededor, que en un principio parecía de protección, hasta que me di cuenta que era una red que me impedía mover; pienso en redes sociales, en redes de pesca y también en las redes de apoyo de todas las personas que me quieren y apoyan en estos momentos. La posibilidad que tengo el día de hoy de elegir el tipo de red con la que quiero y puedo vivir.

 Veo a todas las personas importantes de mi vida encadenadas a mi, con lo cual cada movimiento que hago las lastimo y cada vez que alguna de ellas se mueve me afecta.

 El día de hoy estoy alerta todo el tiempo, vivo con miedo e incertidumbre, me siento viviendo en una guerra sin saber cuándo puede terminar. Hoy me gustaría gritar que hay relaciones de violencia disfrazadas de amor.

 Estoy intentando hacerme responsable de las consecuencias de mis actos, a pesar de que fueron decisiones que tomé sin tener claridad de pensamiento, cuando estaba manipulada y coercionada, situación que crecía todos los días. Necesito ofrecerte disculpas por haberte lastimado con mis acciones, además estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para resarcir el daño que te causé.

 Reconozco que es muy complicado entender el acoso, el abuso y la violencia, yo apenas lo empiezo a entender. Nuevamente, te pido perdón de corazón por lo que has vivido por mi causa y te pido que si deseas platicar sobre todo esto, no dudes en buscarme para que lo hagamos”.

Rosy quiere compartir este documento con la esperanza de que lo que ella vivió, no le suceda a más chicas como ella.

REFERENCIAS

Moreno, M “Cyberbullying” Healthy children.org. American Academy of Pediatrics. https://healthychildren.org/English/family-life/Media/Pages/Cyberbullying.aspx Consultado en abril de 2019.

White, M. (2016). Mapas de la práctica narrativa. Chile: Pranas Chile Editores.

White, M. & Epston, D. (1993). Medios narrativos para fines terapéuticos. España: Paidós Ibérica.


[i] Por cuestiones de privacidad, los nombres han sido cambiados

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