Este texto fue presentado por Paulina Navarro, como entrega final para el Diplomado de Prácticas Narrativas enfocadas en la prevención y atención de violencia de género en junio 2022 que imparten Rizomar Guadalajara, Grupo Terapia Narrativa Coyoacán, Casa Tonalá y Rizoma Coyoacán. En este trabajo, Paulina describe cómo fue usar la terapia narrativa en su experiencia acompañando a vivencias trans.
Me parece que no hay palabras suficientes para expresar el impacto que las prácticas narrativas han causado en mi vida, sin embargo, intentaré comunicar mis sentimientos y pensamientos al respecto con ayuda de un caso clínico en el cual la narrativa tomó un papel relevante. Hace un par de años una persona me envió mensaje solicitando acompañamiento psicológico, cuando esta persona llega a consulta, se presenta como “ella” y comienza a narrar todas las violencias que habían ejercido en su contra por no ser una mujer que encajara en los estereotipos sociales, por ser una mujer con cabello corto, por preferir usar pantalones en vez de faldas, por no ser heterosexual, entre muchas otras situaciones por las cuales era discriminada. Continuamente se culpaba por todo lo vivido, comenta que desde hace muchos años no se siente cómoda en su ambiente familiar ni social y que intenta cambiar para satisfacer a lxs demás, sin embargo, poco a poco comenzó a enaltecer todas estas historias subordinadas que habían sido minimizadas a lo largo de los años. Después de algunas sesiones, comenzó a sentirse segure y a nombrarse a sí misme como elle/el, por lo que decidí preguntar respetuosamente con qué pronombre prefería ser nombrade, fue aquí cuando descubrí que se identificaba como una persona no binaria. A partir de esto comenzamos a explorar un poco más a cerca de la construcción de su nueva identidad y que acciones iba a realizar para apropiarse de esta, por ejemplo, cambiar su nombre en redes sociales, usar este nombre al presentarse con desconocidxs e ignorar a aquellxs quienes a pesar de tener conocimiento sobre la situación, continuarán nombrándole por su antiguo nombre. Con el paso de las sesiones, surgieron algunas conversaciones de re autoría donde encontramos eventos extraordinarios que evidencian sus capacidades, logró nombrar aquello que estaba oculto, aquello que le ayuda a contradecir todos los juicios respecto a su diversidad y rebeldía. Logró reconocer la valentía con la que se desenvolvió en situaciones de discriminación, la valentía con la que continuó siendo elle misme a pesar de ser juzgade por lxs demás y el amor con el cual cuida y protege a sus seres queridos. A todo este proceso de identificación y construcción le hemos asignado una metáfora que se ha convertido en una de mis metáforas favoritas, la cual consiste en imaginar que su nueva identidad es como una semilla que sembró en la tierra, misma que deberá cuidar y regar, hasta que logre convertirse en una hermosa planta, en este caso, elle decidió que quiere convertirse en un cedro, un árbol que al igual que elle, es fuerte, resistente y tiene la habilidad de convertirse en hogar para todos, todas y todes, un hogar donde todxs puedan expresarse libremente sin temor a ser juzgadxs o rechazadxs. A pesar de las complicaciones que atraviesa en su cotidianidad como persona trans, sabemos que la semilla de su identidad ya fue plantada y ha ido desarrollándose con el paso de los años. Ha sido un honor para mi ser testiga del crecimiento de este hermoso cedro que no solo se ha convertido en un espacio seguro para muchxs, sino que existe y resiste.
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