Mi homenaje a diez años de la muerte de Michael White
| Por Cuqui Toledo (Ángeles Díaz Rubín) |
El 4 de abril se cumplen 10 años del fallecimiento de Michael White. Por ese motivo, Cuqui Toledo (Ángeles Díaz Rubín) escribe su homenaje al legado de Michael, compartiéndonos sus reflexiones personales al respecto, al tiempo que nos brinda una descripción muy relajada y clara de su experiencia al ir aprendiendo a trabajar con las prácticas narrativas.
Esta temporada del Año 2018 es muy intensa y emotiva para mí. Acabo de cumplir 81 años que han estado muy celebrados; mi hija mayor cumple 60 años y el 17 de marzo es santo de mi segunda hija, Pati, que cumplirá 6 meses de haber muerto; ese mismo día, es el 25 aniversario de la muerte de mi hijo Jorge Eduardo, el papá de mi nieto, quien falleció hace 3 meses en un accidente automovilístico. Además, muy importante para mí y para muchos, habrá celebraciones para conmemorar los 10 años de la muerte de Michael White; seguramente leeremos muy pronto en estas páginas las reseñas de estas celebraciones para remembrar (re-cordar) la vida de Michael.
En medio de todo esto, como cereza de pastel, me avisan que me toca escribir el artículo de este mes para el blog de Terapia Narrativa Coyoacán. ¡Qué gusto!, escribiré sobre Michael White, ¡esto será mi homenaje!
Empecé a preguntarme qué podía escribir sobre él para compartir con las personas que no lo conocieron en vida… pero no encontraba por donde comenzar. Me puse a revisar sus libros y resultó peor pues quería escribir de todo, ¡todo era importante!… Ah, ya sé, me dije: Voy a escribir una conversación entre él y yo, como lo hizo en 2011 David Epston en el prólogo del libro Narrative Practice Continuing the Conversations. Abrí una vez más el libro y gocé la narración de David Denborough sobre el modo en que se habían rescatado los escritos no publicados que Michael había dejado. Ese era Michael. Seguí leyendo el Prefacio que escribió Jill Freedman, ¡qué manera de transmitir lo que era a Michael!… lo que yo escribiera ya estaba dicho excelentemente… Cuando llegué a la introducción de David Epston, me pasó lo de siempre que la he leído, me puse a llorar…
¿Qué estaría haciendo Michael en este 2018? Seguramente leyendo a escritores contemporáneos importantes de diferentes disciplinas, proponiendo en forma respetuosa reflexiones generalmente contrarias a las que la cultura nos ofrece de manera seductora… ¿Saben cómo me gusta presentar a Michael White cuando me preguntan cómo era? Pues digo que Michael es la máquina de coser de la terapia y de la forma de percibir la vida. Y explico que en la antigüedad se cosía moviendo la aguja con la tela quieta, hasta que una persona pensó en hacerlo al revés: ¿Por qué no dejamos la aguja fija y movemos la tela? Y la máquina de coser se inventó. Esta forma de describir a Michel se me ocurrió cuando leí su artículo “Decir Hola de Nuevo”, ¡cómo me ha servido este artículo para lo que me ha tocado vivir!, ya nunca digo “adiós” a mis seres queridos difuntos.
Seguí ojeando los libros y me entró la nostalgia…Michael ¿por qué te moriste?… Pronto me saltó a la vista un párrafo en el libro que escribió en el año 2000 “Reflections on Narrative Therapy” (pag. 57):
Espero que tú, el lector, a estas alturas puedas contribuir con otras ideas para las conversaciones terapéuticas… Así que ya es tiempo que yo dé un paso y me sitúe atrás.
Entendí con más claridad, el crecimiento rizomático y creativo que ha tenido la Narrativa en estos 10 años. También caí en cuenta de que el legado que Michael me dejó, fue lo que yo percibí a todo color, al conocerlo… y eso no lo puedo transmitir… pero les comparto que a lo largo de los años me he dado cuenta de que cuando las personas se apasionan con las Prácticas Narrativas y van leyendo todo el acervo de sabiduría para la vida que Michael nos dejó en sus libros, van conociendo a Michael en forma muy personal.
Al tener el libro “Mapas” en las manos recordé cuando, estando en Jalapa, por ahí del 2006, David Epston me platicó que Michael estaba “encerrado” escribiendo un libro que Norton le había pedido para reunir todos sus descubrimientos y aportaciones. Quién nos iba a decir en aquel momento, que sería el último libro que escribiría. Yo me imaginaba que sería como una biografía y para mi sorpresa resultó ser un libro de mapas… comprendí que Michael siempre sería “descentrado pero influyente” en nuestro trabajo con este gran legado. Y “Mapas” también me recuerda algo que le dijo a un joven que dejaba Adelaide para regresar su país natal: “¿Qué vas a hacer para hacer lo que yo te enseñé sin hacer lo que yo hago?”.
Para terminar les comparto algo que no recuerdo si lo leí o si alguien me lo dijo: que lo más importante que Michael White había aportado era “la externalización” (otra vez pienso en la máquina de coser), lo que con seguridad puedo decir es que es un concepto muy difícil de asimilar cuando una es principiante de la Narrativa, sobre todo si se ha cursado la carrera de psicología. Al respecto les comparto un correo que tuve en 2012 con una entusiasta terapeuta que asistía al Diplomado de Prácticas Narrativas:
Hola Cuqui:
Pensando en que ya casi viene el siguiente modulo y de que pues como no practico mucho (ya lo empezare a hacer) las dudas se me van a venir ahora si que a la hora de la hora, me encantaría por favor compartieras conmigo cuáles han sido tus principales retos a la hora de la externalización, es decir en base a tu experiencia me compartas las cosas/temas/dificultades más comunes a las que te has enfrentado.
Querida Verónica:
Creo que por lo pronto nos escribimos aunque si quieres que hablemos por teléfono o venir a mi casa para que platiquemos y nos veamos en persona, yo feliz con lo que tú quieras.
Respecto a lo que me preguntas de la externalización, el reto y lo que me costó más trabajo fue sencillamente que no sabía ni qué externalizar, y por supuesto los consultantes menos. (me gusta más decirles pacientes y les explico siempre que me gusta la palabra por la paciencia que me tienen. Siempre se ríen y les doy confianza, pero bueno ese es mi estilo). Ahora te cuento que cuando fui a Australia, el primer taller que tomé fue con David Epston y al terminar el taller, mi comentario fue “ahora sí quedé más confundida pues no sé que voy a hacer con mis pacientes cuando regrese a México, ya no quiero hacer lo que hacía y no sé hacer lo que me enseñaste. David me dijo: “Diles que en Australia te enseñaron algo que quisieras aprender y quisieras pedirles que te ayudaran a practicar para aprender a hacerlo bien”. ¿¿¿??? pero me animé y así lo hice, a veces todavía lo digo respecto a cosas nuevas que necesito practicar, y siempre hemos ido adelante. Se ríen cuando comento: “esta pregunta estuvo malísima, voy a hacerla de nuevo y ustedes ayúdenme para que se entienda mejor”. Hace poco le dije a un señor, déjame hacerte la pregunta exacta que viene al caso, y saqué mi hojita de una pregunta de Maggie. Su respuesta fue: “esta muy mal hecha la pregunta” (¿¿¿???) Entonces ¿cuál pregunta sería la correcta en este momento? Se hizo bolas y acabó admitiendo que sí, la pregunta (la de Maggie) venía mucho al caso.
Bueno, y volviendo a la externalización, hoy pienso cuánto tiempo “desperdiciado” oyendo quejas y quejas generalmente del otro que hace sufrir a esa persona, y no saber ni cómo parar para poder usar la Narrativa en vez de solamente oír, pero para saber qué externalizar, me sirvió empezar a ver en mi vida lo que me estorbaba para estar feliz y lo empecé a externalizar y a seguir el mapa. Aquí te comento que hace 19 años que leí por primera vez la externalización no entendí nada, solamente me lo memoricé. Con el tiempo empecé a comprender. Hace unos días volví a leer el capítulo y ¡lo entendí! (ja ja). Otra cosa que me ha pasado es cuando muy al principio de la conversación según yo ya encontré lo que hay que externalizar, y al seguir platicando resulta que lo externalizado era el resultado de otra cosa que era realmente el problema a externalizar. Por ejemplo, cuando una persona me decía que “era depresiva” empezaba a trabajar con “la depresión” externalizándola y resultaba que la persona se había sentido “rechazada” desde la infancia. Ups!!! Pero no pasa nada, uno empieza a hablar de “el rechazo” y por ahí se sigue con “el rechazo” y “la depresión” que muy frecuentemente atacan en pareja. Creo que otra cosa que me fue difícil es cuando te contestan “no sé”. Al principio ya no sabía por donde seguir y empezaba a decirles cómo, a darles consejos, etc., etc. Uff! …Me ayudó el decir pues yo tampoco sé, pero a lo mejor entre l@s dos podemos encontrarle nombre… a mi se me ocurre____ ¿crees que es un buen nombre para el problema? y muy a menudo la persona propone el nombre. Otras veces sobretodo con niños, les cuento de otros niños y el nombre que les ha gustado, por ejemplo “pipiol” se aprovecha cuando el niño moja la cama estando dormido.
Resumiendo, siempre me brincan las palabras de Michael White: “Practice, practice & practice”, siendo el requisito principal que esta forma de ver los problemas que atoran a los seres humanos y por supuesto empezando con nosotros mismos, les demos nombre y los veamos afuera. Espero que estos comentarios te sirvan para seguir.
¡¡¡ARRIBA Y ADELANTE!!!
Besitos,
Cuqui.
Al terminar el diplomado, Verónica externalizaba mejor que yo; siempre trabajó con rigor y entusiasmo. Unos años después enfermó de cáncer y hablaba de él externalizándolo. Nos enseñó lo que es ser una guerrera narrativa hasta su muerte.
Solamente falta en esto que comparto, recomendar la bibliografía:
-
Leer y releer todo lo que escribió Michael White
Deja un comentario