EL USO DE DOCUMENTOS NARRATIVOS EN MI PRÁCTICA

| Por Vianey López Ávila |

Este texto fue presentado por Vianey López, como entrega final para el Diplomado de Prácticas Narrativas enfocadas en la prevención y atención de violencia de género en junio 2022 que imparten Grupo Terapia Narrativa Coyoacán y Casa Tonalá. En él nos describe su experiencia utilizando los documentos terapéuticos en su práctica, así como algunas reflexiones que he tenido en el proceso.

“Pero las palabras en una carta no se desvanecen y desaparecen. La forma de la conversación resiste a través del tiempo y el espacio, dando testimonio al trabajo de la terapia e inmortalizándola.”

David Epston

 

Introducción

Mi interés por los documentos narrativos surgió hace algunos años siendo consultante. Recuerdo que me sorprendió que mi terapeuta me pidiera el celular para grabar algunas frases que yo había dicho durante la conversación. Escuchar todas esas frases juntas tuvieron un gran impacto en mí. Tuve esa grabación por mucho tiempo, y algunas veces, cuando pasaba por malos momentos, la volvía a escuchar. Fue una manera de no olvidar esas partes de mí que habíamos desempolvado en terapia. En otra ocasión, mi terapeuta me leyó una carta de una mujer de Oaxaca. Recuerdo a la perfección que comencé a llorar mientras escuchaba las palabras de una mujer desconocida que vivía en un lugar muy diferente al mío. Me sorprendió que alguien pudiera poner en palabras lo que yo no había podido y que describiera tan bien como yo me sentía. No conozco a esa mujer, pero me sentí acompañada y comprendida por ella. Su carta me ayudó a entender mejor como me sentía y, gracias a eso, pude salir de ese lugar no tan grato por el que pasaba en ese momento. Después de esas experiencias y de leer algunos textos donde explicaban algunos de los beneficios y alcances de dichos documentos, me decidí a introducirlos a mi practica como terapeuta. Mi uso de los documentos ha sido corto, pero me gustaría compartirles en este texto mi experiencia, así como algunas reflexiones que he tenido en el proceso.

Usos de los documentos narrativos

Algo que me gusta mucho de los documentos narrativos es su versatilidad. Pueden ser usados de diferentes maneras. Esto depende mucho de la creatividad y de los gustos tanto de la terapeuta como del consultante. Por ejemplo, algunos terapeutas han realizado poemas con las notas que han tomado en las sesiones (Paljakka, 2018; Campillo, 2011). Otras terapeutas se han apoyado de cuentos, comics o novelas en su trabajo con sus consultantes (Rico, falta año). En años recientes estos documentos han dejado de ser únicamente escritos y se han ampliado a formatos de audio y video. En mi caso, en mi práctica terapéutica he usado principalmente las cartas y las imágenes con la finalidad de:

• Crear y/o engrosar las historias preferidas: Con mis consultantes, he retomado algunas frases que han dicho sobre lo que es importante para ellas y que les gustaría seguir manteniendo cerca en sus vidas y se las he devuelto en formato de “citas célebres”. En otros casos, cuando ha sido una sesión muy rica en ese tipo de frases, he realizo algunas recopilaciones en forma de carta.

• Continuar la conversación más allá del consultorio: Algunas veces, el tiempo en sesión no me ha sido suficiente para poder hacer todas las preguntas que tengo en mente. Algunas de estas preguntas las retomo en otras sesiones, pero a veces, las conversaciones se van por diferentes caminos y me preocupaba que esas preguntas se quedaran “en el tintero”. El hacer cartas y enviárselas a mis consultantes me ha ayudado a que esas preguntas lleguen a los consultantes y podamos reflexionar sobre ellas, ya sea en terapia o en otro momento. Lo importante es que fueron entregadas y no se quedaron en el limbo. Algunas veces, mis preguntas han llevado a reflexiones interesantes. No ha siempre ha sido así, pero me agrada que los consultantes tengan la confianza para expresarme sus opiniones sobre las preguntas que les propongo. En otras ocasiones, cuando considero que algo no “cuajó” o quedó inconcluso, también escribo cartas con el fin de compensar aquello que considero que faltó. En esas ocasiones, la redacción no es tan divertida porque siento que estoy intentando enmendar algún fallo que tuve. Por esta razón, me fue de mucha utilidad leer el texto de Kay Ingamells (2018). En dicho artículo, la autora menciona que le pasaba algo similar y poco a poco ha ido mudando su objetivo al hacer cartas: de “enmendar fallos” a impulsar las historias preferidas. Me agradó darme cuenta de que no era la única que luchaba por tener una “sesión perfecta” y esto se ha reflejado en mis intenciones y estado anímico al hacer cartas y/o imágenes para mis consultantes.

• Mantener presente lo hablado en la sesión: Los documentos son un apoyo contra el olvido. Los documentos nos permiten mantener cerca aquellas frases, información, descubrimientos, redescubrimientos, saberes, etc. Que se conversaron durante la sesión. En mi caso, en algunas de las cartas que escribo hago un resumen de lo que se habló en sesión y lo enlazo con algunas preguntas que van encaminadas a abrir la posibilidad a nuevas historias. Algunos de mis consultantes me han mencionado que los documentos que les he enviado los han impreso y colocado en un lugar especial para poder verlos y recordar lo que fue importante para ellos durante las conversaciones. Incluso, en una ocasión, al terminar la sesión, el consultante me pidió que le hiciera una carta sobre lo que se conversó para no olvidarlo.

• Cuando me quedo sin ideas/ estoy bloqueada: Con una joven con la cual me estaba costando trabajo abrir espacio a nuevas historias ya que el Miedo estaba muy presente en su vida, me fue de mucha utilidad utilizar un cuento de Karen Gould traducido al español por Cuqui Toledo llamado “La Mujer y el Miedo”. El compartirle el cuento y conversar sobre las similitudes y diferencias con su experiencia nos ayudó a “destrabar” la conversación. Con otra consultante donde el confinamiento por la pandemia le trajo un gran vacío, hablamos sobre su vida como si fuera una serie de Netflix y la dividimos en temporadas. Cada temporada tenia un aprendizaje y un capítulo favorito. También hablamos de la temporada actual y de lo que le gustaría que sucediera en las próximas temporadas. Hicimos una lista sobre los personajes que aparecerían e incluso, hablamos sobre el soundtrack y la actriz que le gustaría que la interpretara. Todo esto con la finalidad de conversar sobre las cosas que para ella eran importantes en su vida, así como de sus esperanzas y sueños. Todo este trabajo lo plasmé en imágenes para que ella pudiera tenerlo presente. En otra ocasión, donde también me sentía estancada, escribí una carta donde además de hacer un resumen de lo conversado en la sesión incluí algunas preguntas que sentía que podían abrir posibilidades, pero no había encontrado el momento para hablar sobre ellas.

Testimonios

Para conocer el efecto que han tenido las cartas y/o imágenes en sus procesos terapéuticos, le pedí a mis consultantes que respondieran un pequeño cuestionario. A algunos de ellos pude entrevistarlos en persona, otros lo contestaron vía mail o con mensajes de audio. Me hubiera gustado conocer la opinión de todas las personas a las que les hice la invitación de participar, pero entiendo que no todos pudieron hacerlo, aun así, fue muy valioso escuchar sus respuestas. Les comparto un resumen de sus testimonios:

Miriam, 34 años

“Cada carta y/o imagen que envías es una forma de hacer un “collage” de puntos importantes que han marcado mi vida, también son formas de recordar todo lo que he ido cambiando. Imprimo todo lo que envías y lo he pegado en mi tablero de mi cuarto, para tenerlo presente y recordar lo que soy. Al inicio me daba pena leer lo que me enviabas, me sentía incomoda de saber mi realidad. Después, fui aceptando que esta era la forma de poder entenderme y mejorar. De todo lo que me has enviado, lo más significativo ha sido el cuento de “La Mujer y el Miedo” (Ver Anexo), me identifique bastante, y procuro leerlo frecuentemente. Es una pelea, que he decidido enfrentar día a día, haciéndole saber que afuera estoy mucho mejor, tal vez vuelva a estar “escondida” con él, pero no por mucho tiempo”.

Gerardo, 28 años

“Las cartas e imágenes han sido muy útiles para concretar ideas. Yo soy muy olvidadizo y muchas veces las cartas me ayudan a recordar cosas, a repensar y, en algunos casos, son como baldes de agua fría, le dan vuelta a la situación… ¿sabes? En algunas ocasiones, no toda la carta es útil, hay una pregunta que se vuelve super útil y que detona un montón de reflexiones sobre todo cuando son temas relacionados con mi familia. Creo que los beneficios de estas cartas es que te permite concretar la información ya que muchas veces en sesión se pierden cosas durante la conversación y la carta está ahí y la puedes leer varias veces. No lo he hecho, pero sería interesante leer todas las cartas y ver como las respondería hoy. El uso de cartas es algo innovador para mí, nunca lo había hecho y ha sido una experiencia muy grata. A principio lo sentí como una estrategia del proceso, pero después se convirtió como algo más personal como: “ah, mi terapeuta me escribió una carta y esto que está contando es importante y no solo como un requisito o una técnica. Se siente la presencia del terapeuta cuando leo las cartas. Sería interesante comparar la primera y la última carta. Hoy las siento más cálidas, más cercanas.” Las cartas a veces han sido tranquilizantes, en otras ocasiones me han provocado sorpresa o desconcierto. A veces me pone a pensar en los caminos que pone, en las opciones que da. Me gusta que no impongas, solo propones y me dejas a mí que yo decida. De todo lo que me has enviado, la imagen que más me ha impactado ha sido la de las baldosas porque fue una manera de concretar lo que veníamos hablando durante muchas sesiones. Fue como un recordatorio para no olvidar eso”.

Reflexiones

En un inicio, incluir los documentos narrativos a mi práctica profesional fue cansado y frustrante ya que pasaba varias horas frente a la computadora sin poder plasmar por escrito las ideas que tenía en mi cabeza de forma coherente y que les diera a mis consultantes una chispa de esperanza o o de posibilidad. Con mi consultante más joven, una chica de 14 años, me vi en la necesidad de introducir las imágenes ya que ella me había dicho que no le gustaba leer y pues en un intento de que no se perdieran las conversaciones, decidí usar otras formas más gráficas para poder conservar lo que ella consideraba importante de cada sesión. Así que decidí abrir una cuenta en Canva y con un nulo conocimiento en diseño gráfico, comencé a hacer mis primeros pininos. La aplicación es bastante intuitiva y cuenta con varias planillas dependiendo lo que desees hacer (post de Instagram, presentaciones, infografías, etc.) En algunos de los casos, revisaba las planillas y veía cual era la que más se adecuada a lo que tenía en mente. En otros, empezaba el diseño desde cero. En un inicio las imágenes solo las usaba con esta joven, pero poco a poco, fui ampliándolo con otros consultantes e incluso las cartas las he realizado ahí. Estoy segura de que muchos de mis imágenes van en contra de lo que el diseño dice, pero creo que cumple con el objetivo de mantener cercano el conocimiento generado en las conversaciones terapéuticas y considero que, en este caso, es lo más importante. Hacer todo esto me ha llevado más tiempo de lo planeado, sobre todo en un inicio ya que no conocía bien la aplicación y sus herramientas. A veces me he preguntado si todo el tiempo y esfuerzo que he puesto en cada carta e imagen lo vale. He pensado que es algo que les mando y que quedará almacenado en su celular o computadora con otros tantos documentos e imágenes, pero al leer los testimonios de los consultantes, ha cambiado mi apreciación y pienso que ha valido todo el empeño que le he puesto en que esas cartas e imágenes lleguen a mis consultantes. En las últimas semanas, me han dado ganas de hacer videos como los de Tik Tok o ver otras formas de seguir registrando lo conversado en las sesiones, por el momento no he tenido el tiempo suficiente, pero tengo en mi lista de espera el seguir explorando las posibilidades de los documentos.

Anexos:

A continuación, muestro algunas de las imágenes y cartas que he usado en mi practica:

 

Referencias:

CAMPILLO, M. (2011). Aprendiendo terapia narrativa a través de escribir poemas terapéuticos. Haciendo Psicología, Vol. 7 año 2011 No. 1 y 2. Universidad Veracruzana

EPSTON, D. 1994: Extending the conversation. Family Therapy Networker, 18(6).

INGAMELLS, K. (2018). My romance with narrative letters: Counter-storying through letter writing. Journal of Narrative Family Therapy, 2018, Special Release, pp. 4-19. Recuperado de: www.journalnft.com

PALJAKKA, S. (2018). A house of good words: A prologue to the practice of writing poems as therapeutic documents. Journal of Narrative Family Therapy, 2018, Special Release, pp. 49-71. Recuperado de: www.journalnft.com

 

  1. Marta

    Esto está genial Vianey!!
    Gracias por compartir tus ideas y resultados, es inspirador!
    Lo he hecho en alguna ocasión pero me animas a hacerlo más seguido.

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