Esta carta fue presentada por Karen Santiago, como entrega final para el Diplomado de Prácticas Narrativas enfocadas en la prevención y atención de violencia de género en junio 2021 que imparten Rizomar Guadalajara, Grupo Terapia Narrativa Coyoacán, Casa Tonalá y Rizoma Coyoacán. En ella, Karen le escribe a Mariela un contradocumento terapéutico como un homenaje a las conversaciones que tuvieron juntas.
Querida Mariela, Te escribo esta carta como un homenaje a tu sabiduría, la existencia de nuestras conversaciones y la vida, en un primer momento quiero agradecer el que me permitieras conocer y compartir un pedacito de tu historia Recuerdo el día que el zorro de nueve colas se hizo presente por primera vez en nuestras conversaciones fue un momento muy significativo y bello, un zorro que al inicio parecía no ser tan favorito pues buscabas de muchas maneras controlarlo, un zorro que no querías que lastimará. En mi mente están muy claros los actos de resistencia que has llevado a cabo, la primera que quiero nombrar fue al iniciar un acompañamiento, en ese momento vimos nítidamente tus ganas de estar, vivir y no rendirte como si el fuego del zorro de nueve colas se encendiera un poquito y con él, la esperanza. Miró que resistes a los límites marcados por una cultura hetero-patriarcal al amar, un lugar en tu existencia que tiene un pequeño letrero que dice “bienvenide a mi closet yo no salí, te dejé entrar” también, al no asumir roles impuestos y colgarlos en una esquina de la casa para caminar hacia uno de tus sueños el de ser una gran conferencista. Acciones de resistencia ante la violencia, tú has decidido que no esté en tu vida aun cuando tu entorno parece empujarte a demostrar lo contrario y tratar de etiquetarte, recuerdo mucho tus palabras “Voy a usar el que quieran demostrar de mi para hacer lo que me gusta” sin darte cuenta has logrado entrenar al zorro, pues para Mariela es más importante la elección y el amor. Me gustaría traer a la luz un poquito los relatos que contradicen esto que las los les demás dicen, recuerdo el relato de la relación con tu hermano Josué a quien mencionas es tu lugar seguro y las formas en las que lo impulsaste para que tomará la decisión de iniciar un acompañamiento terapéutico y concluyera una carrera universitaria, estoy convencida que tú también eres un lugar seguro para él; el relato de cuando decides convertirte en la psicóloga que eres al querer acompañar a tu padre en condiciones distintas a las de los hospitales y clínicas a las que habían acudido en el pasado; los momentos en que haces comunidad en diferentes espacios: en la Comunidad LGBTTIQ+ y en tu trabajo, donde creas puentes y telares muy diversos, sin duda cobijas y te cobijan es muy bello que mires que tienes una red. Con el paso del tiempo surgieron experiencias extraordinarias una de ellas fue al mirar al zorro de nueve colas desde otro lugar, y descubriste que “despertaba” en situaciones significativas al ser mirada y validada. Sus llamas se encienden y encendían ante actos de justicia hacia ti y quienes amas y la justicia social, emerge en un autocuidado al comunicarte, enojarte y poner límites, estuvo al alejarte de personas y lugares que no compartían los mismos valores y anhelos, cuando lo que pensaran perdió influencia a pesar del miedo y al elegir los eventos que quieres narrar; este zorro te acompaña y cuida, estoy segura que se mantendrá viva su llama. Mariela hay una admiración profunda hacia ti y tu historia gracias por permitir que me cuestionará muchas cosas y resignificará muchos de los juicios que aún se emiten hacia mí, eso me inspira , gracias por compartir la sensibilidad y una energía muy bella cada vez que nos encontramos, será un placer seguir conversando, aprender juntas y seguir conociendo nuevos territorios, honro mucho tus elecciones y los pasos que has dado, espero seguir viendo como bailas y te dejas acompañar por el zorro de nueve colas. Karen
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